martes, 4 de agosto de 2009

A propósito de "El matadero" de Esteban Echevarría

Gustavo A. Alcántara Ariche


LA JAULA IDEOLÓGICA: ESTADO Y SUJETO EN EL MATADERO DE ESTEBAN ECHEVARRIA

Las profundas transformaciones políticas y sociales que marcaron el siglo XVIII, fueron el comienzo de una serie de cambios radicales que en el siglo XIX originaron la búsqueda intensa de una identidad propia y regionalizada. Ello determinó que nuestro continente fuera el flanco de múltiples procesos que permitieran formar una idea de lo que éramos y lo que queríamos ser. La nación se erigía concebida desde los fracasos que había generado las instituciones coloniales las cuales, formando la primera identidad del individuo, se bifurcaba entre una tradición paradójica y las incipientes manifestaciones liberales que los procesos independentistas latinoamericanos estaban generando. América comenzaba a poblarse de caudillos y de ideas.
En este contexto, el papel de los folletines o de las novelas románticas se establece como la principal arma ideológica en la construcción de la nación. Las novelas, más allá de su función ficcional, se alzaban como proclamas ideológicas que establecían modelos de lo que debería ser el sujeto y la sociedad (Iglesias 1996:25. La sociedad se constituía en una lucha ideológica constante entre el individuo y las instituciones que representaban el proyecto ideológico a seguir. Por ello, Cuando Esteban Echevarria (1801-1805) escribe El Matadero (1838-1840) no sólo se evidencia en el texto, el proyecto de nación, sino que también se identifica como una manifestación ideológica de un grupo subalternizado (Unitarios) que si bien en un principio ostentaron el poder, éstos, fueron desplazados por un gobierno dictatorial (federales) que impuso su propio proyecto de nación (un gobierno descentralizado dirigido por los caudillos de la revolución) Vemos que la nación es generada desde una resistencia ideológica y por otro lado es constituida desde la institucionalidad del gobierno. Los personajes que configuran el texto se constituyen como ideales colectivos y modelos explícitos de la sociedad. Desde ese punto ¿Cuál seria la relación entre los personajes, como factores colectivos, con la institucionalidad representada, metafóricamente, por el Matadero en el texto? ¿Se podría hablar del matadero como la representación de un sistema que genera elementos de liberación y represión en la configuración del sujeto? Esas son las interrogantes que desarrollará el presente trabajo

1. ¡Libres e idependientes!: Nación como antecedentes
El proceso independista en América Latina mas allá de originar una supuesta liberación de los pueblos[1] también provocó una ruptura ideológica y un nuevo cuestionamiento acerca de quienes éramos y donde estábamos. Las instituciones coloniales habían construido en el imaginario colectivo de la época, la identidad no sólo de grupos establecidos sino de la función socio ideológica del sujeto dentro del status quo de dicho sistema.

El proceso independentista provocó una transformación insertando nuevos sujetos y nuevas instituciones que permitieran dar un nuevo rumbo a la sociedad. Estas transformaciones permitieron una reformulación del papel del sujeto dentro de la sociedad. El surgimiento de caudillos propicio una ola independizadota por todo el territorio americano, revocando el papel organizativo que representaban las instituciones coloniales como ejes de dominación externa e instaurando una nueva distribución de los poderes entre el pueblo; cuyo estandarte simbólico seria la Republica. Vemos entonces que es la transformación del Estado –de Virreinato a Estados Republicanos- un primer paso dentro de la nueva formulación de una identidad propiamente americana.

La independencia se convierte por tanto en síntoma de una búsqueda por la identidad colectiva y la territorialización individual que si bien la reformulación del Estado, ahora Republicano, propuso el primer movimiento para insertar a los nuevos sujetos y formar poderes que permitan adecuarse a una realidad mas cercana y coherente, es la misma independencia quien abrió las expectativas de las sociedades y del sujeto en busca de una identidad establecida en un imaginario anterior.

2. ¿Por la voluntad general de los pueblos?: Nación como conflicto
Como hemos visto las revoluciones independistas establecieron una nueva manera de mirar al mundo ya no desde las instituciones coloniales sino desde la percepción del cambio y la formación del individuo en su propia tierra. Ello llevo, en primer lugar, a generar instituciones que se adecuen más a las exigencias del territorio de cada Estado. Por otro lado, la participación del sujeto, representado en el caudillo libertador, comienza a tener mas preponderancia, creando dentro del imaginario modelos para construir identidades de nación[2] y sociedad, ya que para la iniciativa privada casi no tenia lugar dentro del desnaturalizado Estado corporativo del Imperio en el que se reconocía a los grupos antes que a los individuos se imponía una estricta jerarquía de color y de castas (Sommer: 29)

La creación de una nueva forma gubernamental exigió, en primer lugar la creación de nuevas instituciones que permitieran cubrir las demandas reales del pueblo por lo cual, también exigió la creación de individuos capacitados para dicha gestión, generando, por tanto, jerarquizaciones sociales. El control del Estado por tanto estableció también el establecimiento de una identidad que permitiera a la sociedad desarrollarse como tal. Pero, al ver la multiplicidad de culturas dentro de un territorio, la identidad paso a convertirse en un proyecto de clase, formando una idea de como se debe constituir la nación desde la visión de cada frente. Se creo entonces las distinciones entre lo oficial (apoyo al gobierno) y lo no-oficial (resistencia) generando manifestaciones que legitimen un frente y sojuzgar al otro empleado mecanismos que homogenizaran a los individuos ideológicamente, ya que era la sociedad civil la que debía ser cortejada y domesticada después que los criollos conquistaron su independencia (Sommer: 23)

3. El romance de Argentina
El romanticismo surge desde la creación de diversos grupos ya no regidos por estatutos coloniales sino desde vertientes ideológicas[3]. Lo que se trata es de crear una historia que hasta ese momento estaba muy alejada de sus propias experiencias. Las manifestaciones literarias llenan la ausencia de una historia propia creando marcas que permitan distinguir a lo sujetos.

Así, historia, costumbres, ideas y confrontaciones parten como rasgos ideológicos que deben establecer dichos grupos. Por lo que, la creación de modelos surge más que una necesidad para identificarse con otro, como una construcción significativa que permite territorializar al sujeto a lo que necesitaba descubrir: la tierra misma. En ese contexto vemos que Argentina estaba dividida en dos bandos la de los unitarios (resistencia ideológica basada en la centralización del poder) y la de los federales (seguidores de una ideología descentralizada y caudillezca). Teniendo cada grupo una idea de cómo debe ser la nación y por tanto una identidad que la respalda.

a. ENTRE CUCHILLLOS Y LIBROS: EL MATADERO
Cuando Esteban Echevarria escribió El Matadero entre los años 1830 y 1840 no solo se erige como la primera novela en Argentina sino que se establece como un manifiesto sobre la política imperante que el General Rosas y los seguidores federales establecieron dentro de dicho espacio.

La dicotomía de civilización y barbarie que años después observarían otros pensadores argentinos, se plasma dentro del texto como un reflejo del conflicto ideológico entre ambos bandos. Estas diferencias están expuestas a través de marcas culturales que identifican a cada grupo en específico. Estas marcas, representadas en prácticas culturales, son las que definen el perfil de cada individuo y el proyecto de nación que cada grupo desea establecer. La pertenencia a un espacio, actúa sobre los cuerpos que lo constituyen, como una red que los ideologiza, de manera que permite determinar modelos específicos. La formación de los sujetos en El matadero es un relato sobre la violencia de los cuerpos que apuesta a producir con la violencia de las palabras el efecto de violentar al lector, del mismo modo que las acciones violentan al héroe unitario (Iglesias: 1996, 25) Siendo el empleo de lenguaje en el texto es una característica fundamental, ya que delimita la ideología en que cada grupo (federales y unitarios) se constituye. El mundo del unitario, gracias a la “riqueza” adjetival y metafórica, es exaltado hasta la idealización

"-Si, a la fuerza y a la violencia bestial. Esas son vuestras armas infames. ¡El lobo, el tigre, la pantera, también son fuertes como vosotros! Deberías andar como ellos, en cuatro patas
-¿No temes que el tigre te despedace?
Lo prefiero a que maniatado me arranquen, como el cuervo, una a una las entrañas
-¿Por qué no llevas el luto en el sobrero por la heroína?
-Por que lo llevo en el corazón por la patria que vosotros habéis asesinado, infames." (Echevarria 1986: 87)

Mientras que lo federal, a través del lenguaje sin fioritura, es exasperadamente condenado (Jitrik: 1971, 91)

"-Como toro le ha de quedar: ¡Muéstreme los c… si le parece, co…o! (…) Para el tuerto los h…
-Si, para el tuerto, que es hombre de c… hará pelar con los unitarios. El matahambre a Matasiete, degollador de unitarios,
¡Viva el Matasiete!" (Echevarria 1986: 81)

b. ESPEJOS Y REFLEJOS: LOS APARATOS IDEOLOGICOS DEL ESTADO
En ese sentido el grupo federal, dentro del texto, se constituye como producto ideológico del gobierno (hegemónico) y cuyas representaciones simbólicas están estructuras en la Iglesia y el Matadero. Vemos en el texto que la Iglesia se configura como una extensión ideológica del Estado.

La iglesia (…) ordena vigilia y abstinencia a los estómagos de los fieles a causa de que la carne es pecaminosa y como el proverbio, busca la carne. (…) Es de creer que el Restaurador tuvo permiso especial de su ilustrísima para no abstenerse de carne, por que siendo tan buen observador de las leyes, tan buen católico y tan acérrimo protector de la religión. No hubiera dado mal ejemplo aceptando semejante regalo un día santo. (Echevarria 1986: 77)

Si bien vemos que el narrador relata con cierta ironía la función de la Iglesia dentro de la sociedad, mucha mas irónica es la posición de los grupos federales que ante las injusticias que tiene el gobierno para con ellos mismo ellos siguen siguiéndolo. Vemos allí la función de la ideología. Si bien en el contexto de Echevarria la ideología se definida solo como el conjunto de ideas[4] estas estaban concatenadas desde un punto en común. La ideología por ello se constituye como la fuente por la que el sujeto se determina y genera su identidad a pesar que ello implique su utilización. Louis Althuser en Ideología y Estado nos indica:

“La ideología es una representación de lo real, pero necesariamente falseada dado que es necesariamente orientada y tendenciosa; es tendenciosa porque su fin no es el de dar a los hombres el conocimiento objetivo del sistema social en que viven, sino por el contrario ofrecerles una representación mistificada de este sistema social, para mantenerlos en su lugar en el sistema de explotación de clase” (Althuser 1999: 55)

El matadero, en ese sentido, se erige como la fuente principal de representación simbólica del Estado. El matadero no sólo funciona como centro abastecedor de alimentos sino también de costumbres e identidad.

“El juez del matadero, personaje importante, caudillo de los carnicero y que ejerce la suma del poder en aquella pequeña republica por delegación del Restaurador (…) se encuentran los siguientes letreros rojos: “Viva la Federación”, “Viva El Restaurador y la heroína Doña Encarnación Ezcurra” “Mueran los salvajes unitarios” Letreros muy significativos, símbolo de la política y religiosa de gente del Matadero" (Echevarria 1986:78)

Por un lado la construcción de la identidad en el sujeto se establece a través de la filiación a un grupo específico que es legitimado a través de la institución del Estado, en este caso el matadero, el cual provee de costumbres al sujeto que lo territorializa a un espacio propiamente dicho. Las manifestaciones que se ejercen a partir de dicho grupo legitiman su ideología y por tanto se auto representa ya no en la función del sujeto sino en el respaldo simbólico de la institución. Esta idea nos lleva remitir que toda pertenencia exige también una exclusión que simboliza la identidad de lo que es y no es dentro de un espacio. En ese sentido podemos observar que la identidad juega un papel represivo y liberador dentro del desarrollo de es practicas identitivas. Es represivo por que reprime cualquier tipo de manifestación que atente contra el poder hegemónico legitimando las instituciones como fuente de identidad y es liberador por que permite, a través de los grupos unitarios, crear una conciencia critica del imaginario social permitiendo elaborar nuevas formas de representación que permitan construir una nueva identidad desde la deficiencias del poder hegemónico.

4. CONCLUSIÓN

Si bien ambos elementos se configuran como factores que representan un ideal de nación, el espacio de enunciación en que se erige el texto está provisto de una carga ideológica dirigida. Es por ello que el Matadero más que una novela se erige como un manifiesto que distingue a las instituciones como factores ideológicos del Estado las cuales forman el imaginario colectivo a través de prácticas que simbolizan una ideología imperante. La resistencia unitaria no es más que el síntoma de la mala organización y utilización de dichas instituciones. Por ello vemos que el sujeto dentro del texto exige su identidad no solo desde funciones abstractas sino desde determinaciones reales. La iglesia y el matadero al ser extensión ideológicas del Estado son a su vez símbolos de costumbres propiamente argentinas pero que mal encausadas por la ideología federalista. Vemos entonces que la relación sujeto sociedad se funde en una serie de representaciones que devienen en la formación del individuo y la delimitación de su ideología e identidad. Podemos sostener, ante lo expuesto, que la representación socio ideológica que configura el matadero en el imaginario colectivo argentino genera percepciones de la diferencia y los proyectos que se necesitan para homogenizar al sujeto argentino en su búsqueda de una nación, por lo que El matadero se configura como un antecedentes directo en la posterior y prolífica constitución y problematización del gaucho argentino.


BIBLIOGRAFÍA

1. Anderson, Benedict.
1993 Comunidades imaginadas: Reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo. Trad. Eduardo L. Suárez. Fondo de Cultura Económica

2. Althuser, Louis.
1999 Filosofía como arma de la revolución. Edit Siglo XXI.
3. Bauza, Hugo F.
2000 “El Matadero: Estampa de un sacrificio ritual”. En Revista de Crítica Literaria Latinoamérica. Año XXV, Nº 51 Lima –Hannover, 1er Semestre. pp. 191-198

4. BOURDIEU, Pierre y Loïc Wacquant.
1995 Respuestas: por una antropología reflexiva, Edit. Grijalbo. México.

5. ECHEVARRIA, Esteban
1986 La Cautiva y El Matadero. Edit Oveja Negra

6. GRAMSCI, Antonio.
1967 Cultura y literatura. Barcelona, Península.
7. Iglesias, Cristina.
1996 Muertes o crímenes: Un dilema estético (A propósito de las Víctimas de la cultura en El Matadero de Echeverría y en el niño proletario de Lamborghini) En Narrativa Argentina. Noveno Encuentro de escritores Dr. Roberto Noble. Cuaderno N° XI, Buenos Aires. Fundación Roberto Noble. pp. 25-29.
8. Jitrik, Noe.
1971 “Forma y significación en El Matadero de Esteban Echeverría”. En El fuego de la especie. Buenos Aires. Edit. Siglo XXI, pp. 91-92

9. Sommer, Doris.
2004 Ficciones Fundacionales. Las novelas fundacionales de América Latina. Ed. Fondo de Cultura Económica.

10. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA
s/f Ideología y Nación. Siglo XVIII y siglo XIX
http://buscon.rae.es/ntlle/SrvltGUIMenuNtlle?cmd=Lema&sec=1.0.0.0.0.

[1] Recordemos que tanto como Simón Bolívar y José de San Martín tras terminar la independencia de América Latina iniciaron una serie de gestiones que permitieran imponer un sistema de gobierno a un grupo determinado siendo los principales beneficiarios ellos mismos.
[2] Para Benedict Anderson la nación se constituye como una comunidad, política, imaginada, limitada y soberana. Dentro del siglo XIX la idea de nación se basa sobre modelos que permitan la construcción de un imaginario homogenizador por lo que cada frente ideológica proyecta una idea de nación que permite el proselitismo ideológico formando de esa manera frentes para la expansión de la identidad establecida.
[3] Entendido desde la visión de la RAE de 1822
[4] RAE. 1803: Entendimiento y pensamiento de alguna cosa. Percepción.

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