martes, 26 de junio de 2012

Hoy un suspiro quejoso me ha consultado 
en qué lugar se encuentra escondida 
la manta que abriga a NN.
El reflejo del diablo se ha empozado
sonriente y pendenciero
en la nata nostálgica de un regaño
despertador
que un despistado Holmes a perdido
en el camino.
NN lo supo hasta su último día,
un día en que el invierno vino a quemarle las manos en un rezo al cristo morado
y armar su lecho entre pajas saladas y escupitajos de aves
quedando expuesto boca arriba, comiendo el infinito
con sus ojos chinos y cansados.

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